Con el caso Wikileaks, dónde Amazon le canceló el servicio de cloud, se encendió una vez más el debate en torno a los derechos de usuario sobre cloud computing. Dejamos de lado el caso Wikileaks, que como hemos dicho aquí, lo vemos desde la irrupción adolescente de la transgresión solo posible en sociedades abiertas. Para comenzar, una pauta la tenemos en los servicios de webmail conocidos desde que comenzó internet (Hotmail y YahooMail), y desde ya los derechos que se guarda el proveedor de hosting para cualquier sitio web, si el usuario viola las normas del servicio que ese proveedor impone. Hasta allí no hay novedad. Pero el asunto va mucho más allá de Wikileaks y la protección de la libre expresión: qué pasa con las aplicaciones de negocio? Allí si que hay datos sensibles, y de alto valor económico para la empresa. No por nada Salesforce hay formado un equipo de asesores con el fin de diseñar 10 puntos básicos, una suerte de "principios de cloud computing" [+].
La magnitud de este asunto no es pequeña para que quede en la libre manifestación voluntaria de las partes. Phil Wainewright, VP de EuroCloud opina que el Estado debe involucrarse a fin de lograr un "Bill of Rights" para esta industria. Hay un detalle propio de cloud que empuja la inevitable presencia del Estado: la intangibilidad de los bienes (datos) y el objeto de negocio (cloud) hacen que la jurisdicción territorial sea múltiple y variada, algo que los Estados deben ajustar en el marco del derecho internacional.
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